El coaching ocurre dentro de
una conversación donde aparecen compromisos mutuos. De parte del coacheé: El
compromiso de un resultado extra-ordinario, la honestidad de lo que ocurre, y
su disposición hacia el logro. De parte del coach: El compromiso con el
resultado de su coacheé es más grande que el del coacheé mismo. Esto significa
que el coach tiene una manera peculiar de escuchar, donde es capaz de darse
cuenta de sus propias opiniones del coacheé, y de las opiniones que él traiga
en su relato. (Cannino, 2008).
También el coach sabe que la
acción está en el lenguaje. Por lo tanto, sabrá pedir acción en su coacheé y se
focalizará en sus resultados. A veces los coaches trabajan también con los
estados de ánimo. Pero si bien este es un tema que tiñe la percepción de
cualquier ser humano, saben que el compromiso tiene que ser más grande que el
estado de ánimo, o sólo haríamos aquello que "nuestros días buenos"
nos permitan.
Por lo tanto podemos resumir
el coaching como: Un proceso donde un orientador (coach) y un individuo
(coacheé) o un reducido grupo de personas (coachees), se comprometen a
colaborar para alcanzar un conjunto de objetivos, desarrollando para ello un
plan de acción. En esa relación el coach dirige y coordina la ejecución de un
programa en el que se ofrece al coacheé una vía de crecimiento personal y
profesional para que sus estrategias o comportamientos le conduzcan hacia el
éxito. (Vida Salazar, Eulogio, & Vera, 2011)
Esto será el resultado de una
atención personalizada donde el coacheé debe recibir un proceso emocional y
práctico con el objetivo de mejorar su comportamiento, identificar potenciales
así como una preparación para asumir nuevas responsabilidades y poder
enfrentarse a situaciones distintas a las que está acostumbrado, todas estas
características con el objetivo de mejorar su rendimiento y lograr mejores
resultados.
Por otra parte es importante
mencionar que para que la aplicación de esta técnica sea exitosa el coacheé no
juegue un papel pasivo sino que se comprometa, implique y corresponsabilice con
las actividades a desarrollar en el proyecto, por ello los conceptos de
elección y responsabilidad son cruciales; es también importante destacar que la
asistencia que recibe el coacheé le ayuda en la toma de decisiones, pero no le
exime de la misma.
El coaching posee
particularidades que lo diferencian notablemente de las técnicas tradicionales
de desarrollo de personal, es decir, se pretende reforzar las capacidades ya
existentes de su entrenado y liberar su potencial para incrementar al máximo su
desempeño, por lo tanto es un método dirigido de “ayudar a aprender” en lugar
de transmitir conocimientos, para ello el coach debe tener claro que el
conocimiento no está en él, sino en el coacheé, este a mi parecer es el principio
básico que se manejaba cientos de años atrás cuando Sócrates expuso la
mayéutica, tema que se menciona al principio de este trabajo, el cual ahora ha
sido retomado por el coaching.
También debo mencionar que el
coaching debe adaptarse a las particularidades y necesidades de la empresa en
la que esté siendo implantado, es decir tener un principio de adaptabilidad ya
que pese a ser un proceso orientado al cambio está centrado en la situación
presente y su desarrollo en un contexto concreto, por lo que requiere ser
ubicado y moldeado según el momento, espacio y circunstancias donde tiene
lugar.
FUENTE: Osorio Obregón, N. E. (2013).
Coaching empresarial como factor de productividad en la empresa.
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